La presunción de este libro es que hablar hoy de revolución no responde a una opción ideológica radical. La destitución de las actuales oligarquías y del régimen político que las sustenta se ha vuelto imprescindible, al menos si se quiere enfrentar la progresiva degradación institucional, la guerra declarada por el poder financiero o impedir una indeseable salida nacional-populista.
Con una sorpresiva mezcla de estilos (analítico, histórico, panfletario), el autor alterna la crítica de la economía política con la revisión de las revoluciones de 1848, la Comuna de París, los Mayos del ’68, la Transición española y los gobiernos progresistas latinoamericanos. A partir de estos materiales propone una única tarea: rescatar la palabra democracia. Tal parece ser hoy el contenido mínimo del programa político que han anunciado el 15M y los movimientos «indignados» del resto de Europa.
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ÍNDICE
Tesis I
La crisis europea no tiene solución
«Definida sobre la prioridad de los intereses financieros y de la insistencia en la ortodoxia neoliberal (léase la forma actual del gobierno de clase), la crisis no tiene solución posible. Dicho de otro modo: mientras el gobierno de la UE esté subordinado al capital financiero, el único horizonte posible es el del pauperismo, la desposesión social y la prolongación de las políticas de austeridad que sólo pueden redundar en una mayor recesión y depresión económica. Dicho de otro modo: el gobierno de los acreedores es hoy el principal impedimento a la recuperación económica, tanto en términos del capitalismo convencional como de otros posibles ordenamientos sociales y económicos.»
Tesis II
La financiarización es hoy la forma social y económica del capitalismo y también una solución inviable a sus contradicciones a medio plazo
«La financiarización ha penetrado hasta tal punto la economía política del capitalismo actual, que hoy la riqueza es ante todo riqueza financiera, el poder económico poder fi nanciero y el beneficio renta financiera. Sin embargo, la financiarización en tanto respuesta a la crisis, tiende a ser tan precaria y temporal como su mecanismo de crecimiento: las burbujas patrimoniales y de crédito. Es por ello que la intestabilidad del capitalismo fi nanciero sólo puede resultar en un capitalismo en crisis.»
Tesis III
La crisis es una crisis sistémica
«Ni una crisis cíclica, ni una crisis de crecimiento de un nuevo paradigma capitalista en ciernes. La crisis actual es una crisis sistémica, que afecta al conjunto de ordenamientos económicos y políticos que constituyen el actual régimen de acumulación financiera. La incertidumbre, asociada a este cambio de época, viene además agravada por los fuertes obstáculos políticos y económicos para el desarrollo de un nuevo ciclo de crecimiento a medio plazo.»
Tesis IV
La crisis sistémica se presenta, principalmente, como una incapacidad para producir nuevos marcos de regulación institucional para el capitalismo, global y por ende para el capitalismo europeo
«La inviabilidad de las mencionadas soluciones a la crisis sistémica del capitalismo global fi nanciarizado reside en la actual incapacidad del capitalista colectivo para generar marcos institucionales de concertación mínimamente consistentes entre los distintos agentes estatales, económicos y sociales. Se trata, desde luego y ante todo, de un problema político.»
TesisV
Esta crisis es una crisis revolucionaria
«Revolución: proceso que lleva a una parte sustancial del cuerpo social (¿el 99 %?) a deponer a las élites políticas y económicas que detentan el gobierno efectivo, produciendo una modificación completa de los principales ordenamientos institucionales. En la actual coyuntura, no se trata de una alternativa ideológica; el curso de la crisis no deja más opción que asumir este riesgo o aceptar la involución política y social. Sencillamente la revolución ha vuelto a convertirse en nuestra tarea.»
Tesis VI
El ‘68 es el precedente de la revolución actual: los problemas que allí se plantearon son semejantes a los que ahora nos planteamos
«Aunque escurridizos a toda defi nición canónica, los así llamados movimientos sociales, que han constituido la forma de la política «emancipatoria» en la era pre-crisis, son herederos de un doble movimiento histórico: la revolución del ‘68 y la resistencia a la contrarrevolución neoliberal de los años ochenta y noventa. Dos momentos que no muestran continuidades nítidas y evidentes; dos momentos que abren sendas fracturas en el hilo de la historia de la política revolucionaria. El primero, el ‘68, es el tiempo de una revolución mundial, año de insurrección generalizada contra los órdenes institucionales construidos en postguerra: el mundo bipolar de la Guerra Fría y el sometimiento a EEUU o a la URSS según áreas de influencia; las tecnologías disciplinarias de gobierno en la fábrica, la escuela, las instituciones médicas; el orden cultural jerárquico, burocrático y patriarcal; y también la reproducción de esta «situación» dentro las izquierdas realmente existentes —los partidos comunistas, la socialdemocracia, los movimientos de liberación nacional.
El segundo, completamente distinto, sigue a la derrota política del ‘68, viene marcado por el signo de la «restauración», la construcción de una hegemonía nueva a partir de los retos políticos y culturales que planteó la crisis precedente. El primero: tiempo de optimismo de un mundo que se presenta por conquistar y reinventar. El segundo: adaptación a una situación de minorización social, fragmentación y marginación. La riqueza y la invención política que acompañó a ambos dista sin embargo de adaptarse con naturalidad a las oportunidades abiertas en el tiempo presente.»
Tesis VII
Las formas de gobierno de la globalización financiera son la respuesta «contrarrevolucionaria» a los desafíos del ‘68
«El ‘68 produjo un verdadero terremoto económico, social y político. En el Norte y en el Sur, en el Occidente capitalista y en los imperios orientales de los distintos comunismos (soviético y maoísta), los regímenes políticos, las distintas oligarquías locales, lo que otrora se llamaran las burguesías nacionales, tuvieron que reaccionar rápido y fuerte. En el curso de la contrarrevolución, se inventaron nuevas modalidades de gobierno, en las que el viejo Estado-nación se vio forzado y socavado por el llamado neoliberalismo. La paradoja política de la reacción anti-’68 es que ésta descubrió en la globalización no sólo una vía de recuperación del benefi cio, sino también y sobre todo una nueva forma de gobierno.»
Tesis VIII
Las formas de resistencia a la contrarrevolución política y cultural que siguió al ‘68 son nuestra herencia y al mismo tiempo nuestro límite
«Desplazados hacia los márgenes, los movimientos críticos tuvieron que replegarse sobre sí mismos, obligados por las duras condiciones impuestas por el gobierno neoliberal y la atmósfera cultural postmoderna. En su ADN se conserva, no obstante, buena parte de lo mejor del ‘68, así como de los límites a los que éste se enfrentó. Los resultados y aporías de los movimientos de aquel periodo son por eso nuestra más preciada herencia y la manifestación más obvia de los límites que hoy resulta necesario superar.»
Excurso primero.
La revolución política inglesa en el movimiento por la Carta
Un buen ejemplo de los lazos históricos profundos entre democracia y revolución social, además de una temprana experiencia de movimiento constituyente, lo proporciona el Cartismo inglés de las décadas de 1830 y 1840. El Cartismo ha pasado a la historia como el primer movimiento político de la clase obrera, así como de los primeros movimientos por el sufragio universal en una nación industrial. Su historia está bien documentada.
Excurso segundo.
La Comuna y sus enseñanzas
La Comuna de París fue el primer experimento exitoso de aquellos que de forma despectiva se llamaron en la época los del «reparto». Los acontecimientos se sucedieron en apenas dos meses, del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, pero fueron sufi cientes para engordar generosamente las discusiones de los revolucionarios de los cincuenta años posteriores.
Excurso tercero.
Breve historia de la socialdemocracia europea
Más de un siglo, entre 1789 y 1917, mantuvo unidas revolución y democracia. De 1789 a la Comuna de 1793, de las revoluciones de 1830 y 1848 a la Comuna de París, cada episodio revolucionario pareció radicalizar el presupuesto de los anteriores, estirando el principio del sufragio, reconociendo nuevos derechos a los «ciudadanos», ampliando las libertades civiles, políticas, sociales.
Tesis IX
La coyuntura actual requiere de repensar y actualizar los viejos problemas de la táctica, la estrategia y la organización
«La revolución del ‘68 recogió, criticó y volvió a plantear los problemas clásicos de la política revolucionaria. Sus resultados fueron desiguales, oscilantes entre la repetición hiperbólica y la innovación radical, entre la exacerbación del revolucionarismo clásico y la enmienda a la totalidad a las formas tradicionales de emancipación. Hoy, en un tiempo que se vuelve a quebrar por los cuatro costados, parece del todo preciso retomar los viejos problemas a fin de reconsiderar su actualidad.»
Excurso cuarto.
Sobre táctica, estrategia y organización en los albores de la Revolución Rusa
Hacia el año 1900, poco después del cambio de siglo, el torrente revolucionario, enterrado durante las tres décadas que siguieron a la represión de la Comuna, volvió a fluir a cielo abierto.
Excurso quinto.
Sobre táctica, estrategia y organizaciónen los años sesenta
Hungría, 1956. Un país bajo la órbita soviética, una república popular según la fórmula del Komintern, en definitiva, un régimen político severamente autoritario, moldeado de acuerdo con el patrón estalinista. En octubre de ese año, una imprevista sucesión de manifestaciones acabó por tumbar al gobierno, así como a su temible policía política.
Excurso sexto.
Política y organización en la era de Internet
Mientras en la vieja Europa el combate político reproducía, y al tiempo renovaba, los clásicos problemas de la táctica y la estrategia de un sujeto identificado con la clase, o en todo caso con los «nuevos sujetos» (estudiantes, mujeres) que todavía debían mucho al lenguaje heredado de las tradiciones revolucionarias del continente, en EEUU las acontecimientos ligados a la revolución de los sesenta tomaron un curso paralelo, si bien radicalmente distinto en no pocos aspectos.
Tesis X
Decir revolución es decir democracia
«Nuestro problema político, el problema al que una y otra vez se enfrentan hoy los movimientos parece resumirse en una única palabra: democracia. Progresivamente identifi cada con un conjunto de instituciones (elecciones, partidos, parlamento) ésta ha ido perdiendo lo que la defi ne en sustancia: la
distribución-disolución social de toda forma de poder, la igualdad radical en la participación política y en la distribución de la riqueza, el reconocimiento del poder constituyente como la fuente raíz de la democracia. Es por ello que pocas tareas son hoy más urgentes que las de recuperar, actualizar y probar nuevas formas de tan vieja palabra.»
Tesis XI
España no es una democracia
«España no es una democracia. No lo es por la ausencia de una igualación real de las oportunidades, y desde luego tampoco de las fortunas. No lo es porque ni el «pueblo» llano, ni los «ciudadanos», ni tampoco el cuerpo social en su multiplicidad y heterogeneidad (¿la multitud?) tienen un reconocimiento jurídico y material sufi ciente como sujetos políticos. España es, en cambio, una oligarquía, porque la capacidad de agencia y de decisión está en manos de una casta profesional, la clase política, que organizada en «partidos» tiene todas las prerrogativas y competencias referidas al ordenamiento institucional y al poder político. Y es también una oligarquía porque dicha casta apenas tiene fronteras ni separación con las élites económicas.»
Tesis XII
La degeneración del régimen es irreversible. El 15M es tanto causa como consecuencia de su crisis
«El régimen del ‘78 ha entrado en una espiral de autocombustión interna para la que no parece reconocerse más final que su completa sustitución. La razón se encuentra en una doble crisis. De un lado, el colapso del modelo fi nanciero inmobiliario y el cierre de una salida económica rápida, impedida por la austeridad impuesta por la Troika europea. De otro, la crisis institucional que abre el 15M y arruina lo que de legitimidad le quedaba. En este sentido, la crisis de régimen abre un escenario en el que la reforma se hace cada vez más lejana: en los términos que ya son familiares en este texto, un escenario revolucionario.»
Tesis XIII
La hipótesis política es hoy un «proceso constituyente»
«Agotada la posibilidad de una reforma interna al régimen, descartada toda solución insurreccional o militar, la chance de la revolución democrática se mide hoy en la articulación de un proceso constituyente, esto es, de un cambio radical de la forma del Estado y de las normas constitucionales.
Este proceso deberá aprovechar al máximo los cauces institucionales existentes. Pero aun si la fuerza de su legitimidad reside en su carácter democrático y pacífico, la oportunidad de la revolución democrática sólo puede abrirse paso en el confl icto, es decir, en la producción de una relación de fuerzas que le sea favorable.»
Excurso séptimo.
Movimientos sociales, procesos constituyentes y gobiernos progresistas en América Latina
«Europa, y con ella el Estado español, siguen la estela de lo que ha ocurrido en América Latina en los últimos quince o veinte años. Y esto no sólo porque las políticas neoliberales se cebaran especialmente con esta región a partir de los años ochenta, dando lugar a procesos más o menos interesantes de contestación social, sino también y sobre todo porque ha sido el único continente en el que se han producido experiencias políticas de sustitución de élites, recambio de regímenes políticos, procesos constituyentes y «revoluciones ciudadanas».
Tesis XIV
No sabemos cuánto tiempo seguirá abierta la coyuntura
«Cerrada la posibilidad de un retorno a las viejas condiciones con las viejas piezas del régimen político, esto es, declarado el fi n de toda posible reforma interna, la revolución democrática no dejará por ello de tener que enfrentarse a una clausura de la situación. Ésta podría venir de la mano de cambios constitucionales parciales así como de la sustitución de los principales actores políticos.»
Tesis XV
La revolución será europea o no será
«El problema es Europa. La larga marcha de la integración europea ha terminado por destruir todos y cada uno de los soportes que podrían articular algo así como una soberanía económica nacional. Aislados, por lo tanto, en un único país, el proceso constituyente español o catalán quedarán condenados a la inanidad. La pregunta vuelve a ser ¿qué revolución y para qué Europa?»
Epílogo
Democracia y república. Apuntes sobre el nuevo federalismo europeo
«Pero si el problema es Europa, si la revolución contenida en España o en las repúblicas ibéricas no deja de chocar una y otra vez con el viejo muro de la revolución «en un único país», si la hipótesis siempre alucinada de una revolución democrática sólo puede ser al tamaño de todo el continente, ¿qué se puede proponer a una escala tan grande y compleja? ¿Qué modelo de «Estado», de democracia, puede desplegarse en una Europa, siempre hojaldrada y cuarteada por las fronteras y los distintos sentimientos patrios?»